lunes, 29 de enero de 2018

EN LA SENDA

En la senda que oscura se despierta
se funden en dolor, tu amor y el mío,
caminantes descalzos tras los pasos
que dejaron grabados su vacio.
Allá el alma dibuja en los rincones
caricias que jamás se han prometido,
y se duerme abrazada a sus poemas
cual preso que se abraza a su martirio.
En la senda que leve nos respira
como aliento del sueño de algún niño
caminamos, sin pasos  ni regresos,
esperando tal vez ser lo que fuimos.
Y lloran madrugadas sin aurora
exclavas penitentes de sus nichos,
rompiendo en mil pedazos los instantes
carentes de futuro y de egoismo.
En la senda que nace de una historia
se resumen historias y acertijos,
raras muecas en rostros olvidados
que sin miedos se aferran al abismo.
Si llegamos al punto de querernos
como nunca jamás nadie se quiso,
llegaremos al punto en que los labios
olviden de los besos el motivo
y allá donde la senda nos separe
volveremos de nuevo a reunirnos.


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