El fin de la rompiente
en el camino,
camino de ansiedades
sin entrañas,
el fin de la esperanza
de los sueños,
del aura indescriptible
de la magia.
El fin de ser sin ser
y siendo todo,
pasado que se envuelve
en un mañana,
el fin de dibujar
noches en celo
en ese lienzo oscuro
de tu alma.
Ya llega, se presiente,
está buscando,
en medio de los hijos
de la nada,
susurra, protegido
por el frío,
y en este sentimiento
al fin se arrastra.
No importa si lo fuimos
o lo somos,
vivimos o morimos
en palabras,
el fin de aquella historia
ya se ha escrito
y nadie podrá nunca
ya pararla.
El fin de la rompiente
de lo justo,
es justo ese momento
que se calla,
cuando el amor se aleja
y es su ausencia
principio de ese fin
que se anunciaba.
El fin de la mañana
que en la aurora
se duerme para siempre
y ya descansa.
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