
rompe dentro de mí tu pensamiento,
y déjame morir, de amor tu llora
hasta que se te seque el sufrimiento.
Pájaros de cristal cual eremitas
recorren de mi alma cada estancia,
la soledad es fé, la fé maldita
que llena de virtudes mi arrogancia.
Empuja de mi vientre como fuerza
que ya guardó el olor de tus entrañas,
se expulsan los demonios que en la noche
intentan penetrar entre mis sábanas.
Y allá el lugar que sirve de refugio
a todos los pecados que pecaba
se mece aún escondido entre las formas
de sombras traicioneras y entregadas.
Yo quise ser y fuí sin un motivo
lo malo que en lo bueno se escudaba,
porque quise vivir, vivir muriendo,
y todo lo que amaba destrozaba.
Y déjame salir, calla la aurora,
que he dejado morir a las palabras,
y déjame vivir cansada y sola
pagando por mis culpas hasta el alba,
que ya después vendrá la primavera
oscura y grís, desnuda y derrotada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario