vuelta a lo anterior

Hoy estuve hablando de nuevo con el cliente con el que hablaba el otro dia.
He de reconocer que aunque tenemos formas de pensar muy distintas me cae bién, y sobretodo me ha demostrado que es una persona muy inteligente, y yo admiro mucho la inteligencia en la gente.
Al final hemos vuelto al mismo tema.
Todo se puede comprar, todo y todos estamos en venta; nos vendemos por un poco de cariño, de compañía, por una palabra amable, por un trabajo, por un minuto de felicidad.
Según él, todos tenemos un precio y es dificil encontrar alguién que no se venda a cambio de algo.
Yo sigo sin estar muy de acuerdo, al menos en lo principal, pero hoy le he reconocido que puede que en parte tenga algo de razón.
Tal vez todo el mundo no esté en venta en circunstancias normales, pero cuando las circunstancias llegan a límites extremos, tal vez todos seamos capaces de vendernos.
Ahora la cuestión estaría en donde están esos límites para cada uno.
Donde ponemos cada uno el listón entre lo que queremos y lo que hariamos o dariamos por conseguirlo.
Y sobretodo donde ponemos los límites, nuestros límites para ser capaces de decir sí o no.
Supongo que es complicado porque eso estaría en la mente de cada uno, o más bién en sus principios, pero yo que soy de la gente que nunca he aceptado nada sin intentar conseguirlo por mis propios medios, que he luchado lo indecible por salir adelante y sacar adelante a mis hijas a pesar de las dificultades, en algunos momentos sí tendría un precio.
Pero solo a cambio de una cosa.
Yo me vendería por algo que no es posible pero a cambio de eso sí tendría un precio.