viernes, 14 de marzo de 2008

Una situación actual

Si pienso en la persona que era hace unos meses, y miro a la persona que soy ahora, me doy cuenta de que poco a poco han ido mejorando las cosas.
Supongo que todavía no puedo decir que esté curada, pero sí que he mejorado mucho, gracias a la ayuda de tanta gente que de forma generosa se ha preocupado por mí, gracias a mis pastillas sin las cuales supongo que no habrían ocurrido muchas de estas cosas y gracias a que de alguna manera yo tal vez he conseguido superar mis pequeñas barreras e irme dando cuenta de que con paciencia y tiempo puedo ir superando etapas.
Tengo que dar las gracias porque todo esto ha hecho que mis momentos duros, mis momentos de negrura, aquellos en los que si me miraba solo podia ver una inutil incapaz de hacer nada bién, una persona convertida en un simple simulacro de ser humano sin fuerzas para hacer nada, un ser que era yo sin ser yo, porque ni siquiera yo me conocía, poco a poco van quedando atrás.
Y hoy empiezo a tener ilusión por hacer cosas, hoy empiezo a plantearme un futuro y el volver tal vez en algún momento a recuperar esa vida que dejé atrás, a aceptar que ciertas cosas no tienen marcha atrás y cuando ocurren hay que aprender a vivir con ellas.
Pero al mismo tiempo me he dado cuenta que este querer empezar a poner los pies en el suelo, este afán por ser realista y aceptar la realidad, se está llevando también una parte de mí que era lo que era yo misma.
Porque ahora también he dejado de soñar, de tener mis pequeñas ilusiones imposibles, de pedir deseos y contar cosas ridiculas pensando que si llegaba a un número concreto mis sueños se cumplirian.
Y hay una parte de mí que se rebela contra esto. Porque esta tampoco soy yo, porque a mí me gustaba soñar, me gustaba sentir, me gustaba imaginar cuentos imposibles y aplicarlos a mi vida como si yo fuera la protagonista de una historia sacada de la imaginación de Walt Disney, una de esas historias en las que triunfa el amor y la felicidad se viste de colores.
Porque yo era una persona que luchando en una realidad diaria cargada de obligaciones y deberes, volaba al mismo tiempo en mundos nacidos de la esperanza del cambio y del deseo de vivir de otra manera.
Y hoy me doy cuenta de que estoy mejor, de que cada dia me siento mejor psiquicamente, de que mis dolores aún siguiendo ahí no duelen tanto, pero también me doy cuenta de que estoy pagando un precio por ello. Ahora no soy capaz de sentir como lo hacía antes, de ilusionarme como lo hacia antes.
Es como si hubiera tenido un encuentro demasiado brusco con la realidad y como si algo se hubiera roto dentro de mí.
Mis medicinas son una ayuda porque hacen funcionar a mi mente de tal forma que borran el dolor y lo atenuan haciendo que mi cuerpo reaccione creando en mi mente una especie de barrera que sube mi ánimo y me impide hundirme sin saber realmente porque lo hago.
Pero creo que mis pastillas se estan llevando de tal manera mi capacidad de sentir ese dolor, esa angustia, que se están llevando al mismo tiempo mi sensación de sentir en muchos sentidos nada.
Es dificil de explicar; es como si me hubiera pasado la vida escribiendo en mi cabeza simplemente cosas negativas e intercalando entre medias alguna frase dulce y alguién me hubiera dado una goma para borrar todo lo negativo y ayudarme, pero al mismo tiempo se hubiera borrado lo dulce también, se fuera borrando al mismo tiempo mi capacidad de sentir lo bueno.
Algunas veces pienso que simplemente ahora he perdido mi capacidad de sentir; y de la misma forma que nada me hace llorar, nada me hace reir, que nada me angustia, nada me conforma.
Soy yo pero mirandome en un espejo donde simplemente veo un cuerpo, mi cuerpo, pero ya no encuentro mi alma. Y eso, aunque agradezco toda la ayuda que me ha servido para empezar a salir, una parte de mí no lo quiere, porque al mismo tiempo me ha despojado de mis pequeños desvarios, esos desvarios que hacian que yo también fuera yo.

No hay comentarios:

Datos personales

Seguidores