Como aquellos momentos que pasamos
sentados junto al fuego,
recordando la vida, sus instantes,
nuestros juegos de amor,
tu mirada perdida entre las llamas
de ese pequeño infierno
de troncos crepitando y de colores
de arrullos y calor.
Así quiero volver a estar de nuevo
perdida en tu regazo,
dejando que las horas se adormezcan
libres en el reloj,
sin pensar en el mundo, siempre ajena
a todo lo que existe,
escuchando tan solo los latidos
de nuestro corazón.
Como cuando el invierno en nuestra casa
se hacía primavera,
¡que más daba el futuro ni las voces
tíbias del exterior!
eramos dos extraños compartiendo
una copa de vino,
y los pocos recuerdos que escapaban
despacio, de los dos.
No necesito besos entregados
ni escuchar un te quiero,
no necesito más una promesa
que nunca se cumplió,
tan solo esos momentos deshojados
en una casa vieja,
y el calor que acompaña tu presencia
en esa habitación.
Como aquellos momentos que pasamos,
como toda una vida,
concentrada en tan solo unos instantes
hasta decir adios,
así quiero quedarme y que ya nada
me cambie lo que fuimos,
pues todo lo que quise lo he tenido
y mi alma ha sido aquello que soñó.
El fuego, tu mirada y una noche,
el tiempo, este silencio y hasta Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario