Búscame en los confines
de este mundo infinito,
allí donde las nubes
se funden con el cielo,
en el agua cansada
que se escapa del río,
en la tierra que seca
se convierte en infierno.
Búscame entre las rocas
dibujadas de espuma,
en los ojos que duermen
perdidos de tristeza,
entre el sabor amargo
de una tarde de otoño
y el canto de cigarra
de una infancia ya vieja.
Búscame donde el aire
se convierte en rocío,
en un mapa sin norte
o en un norte sin sur,
bajo el manto estrellado
de una noche sin luna,
o en las manos que tiemblan
mientras buscan la luz.
Allá entre los susurros
de un momento perdido
en el llanto apagado
de la voz de un bebé,
donde el mundo se acabe
cuando no haya existido,
más allá de este tiempo
por favor, búscame.
Si no puedo encontrarme
me hayaré entre tus manos,
en el olor del día
aquel en que llovió
búscame en otro mundo
o quizá en otra historía,
porque allí donde pienses
para tí estaré yo.
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