Cuando nos abrazamos tu fuiste espuma,
rompiendo en los recodos de mis senos.
humedeciendo el fondo de mi cueva
con el sabor salado de tus besos.
Nos fundimos en uno cual aurora
que funde con la tierra el firmamento
explotando en silencios infinitos
como estrellas que mueren en el cielo.
Yo buscaba tus labios, alimento
de mis ansias calladas, de mis sueños,
tu buscabas los pliegues de mis surcos
llenándote en silencio de mi cuerpo.
Cuando nos abrazamos explotamos,
en extasis dormidos, en silencios,
el culmen a un amor de tan prohibido,
tan ansioso de hayarse y poseernos.
Cuando nos abrazamos no hubo mundo,
ni personas ajenas, solo infiernos
que sedientos de todo repetian
entrelazando el alma entre los dedos.
Y estalló la tormenta entre la calma
para fundirnos juntos y de nuevo
estallar yo en tu vientre, tu en el mío
y sentir el milagro de querernos.
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