Quisimos mirar la luna
pero la luna no estaba,
que la había robado un hombre
entrando la madrugada.
A esa niña de los sueños,
a la niñita de plata,
le vendieron un suspiro
y le prendó una mirada.
Y se la llevó la noche,
sobre las nubes, descalza,
un gitano que de embrujo
dibujaba sus palabras.
¿Dónde se nos fue la luna?
en el pueblo preguntaban,
que ya no refleja el río
su silueta plateada.
Sola se quedó en el cielo
esa negrura tan amplia
que perdida en sus silencios
su soledad, le lloraba.
Porque la luna hubo un día
que entrando de madrugada
se marchó detrás de un hombre
y de tanto que lo amaba
renunció a ser lo que era
para volverse sonata,
para volverse recuerdo
o para volverse humana.
¿Dónde se marchó la luna?
Nadie es capaz de encontrarla
se fundió con los oscuros
ojos que la deseaban
y se marchó en el silencio
triste de la madrugada.
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