en la tierra tibia de la gris Castilla,
y la luz moría, como muere ingrata
la amante que en medio de la noche olvida.
Luz que se enamora de unos ojos negros,
de un cabello oscuro y de una sonrisa,
del canto de un río que besa la tierra
o de una pequeña alondra perdida.
Y la luz dormía, bañada de plata
allá donde el tiempo se esconde o se olvida,
muchacha que empieza a beberse el tiempo
lo mismo que el tiempo se bebe la vida.
No sé donde iremos, ni donde dejamos
de todos los sueños la paz florecida,
pero sé que hay luces surcando las sendas
del mundo que a veces tu me prometías.
La luna se muere bañada de plata,
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