Regálame, mi amor, una palabra,como preludio de esta despedida,
una flor en tus lábios que perfume
el adios que se acerca en lejanía.
Regálame el calor de una mirada
refugiando tus manos, en la mía,
un beso que caliente de este alma
la noche que presiente su agonía.
Y déjame que sueñe, que soñando
es más dulce el silencio, amada niña,
permíteme que sienta que ahora vuelo
tan cerca de la luz que se aproxima.
Regálame tu aliento entre mis lábios,
tu corazón latiendo en mis pupilas,
el ritmo de la brisa en tus pulmones
levando entre mi piel su travesía.
Tal vez mañana escuches en silencio
una canción de amor desconocida,
y sientas que recuestan en tu almohada
rosas que no verás nunca prendidas.
Y entonces tu sabrás que aunque de lejos
sigue mi amor en tí, que no te olvida,
y que estará contigo protegiendo
cada paso que des, mi amada niña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario