
enterró tus recuerdos y los míos,
en un instante, mudaron las palabras
en versos derrotados y vacios.
Los besos se quedaron olvidados,
los sueños despertaron y perdidos
vagaron, como vagan los silencios,
igual que anacoretas sin caminos.
En un instante fueron tan perversos
las horas, los minutos, sibilinos,
llevándose del alma sensaciones,
dejando como huella el no haber sido.
Allá en el campo oscuro de tu pelo
aguarda la esperanza su destino,
la risa que se seca en esa fuente
donde hasta ayer tu y yo siempre bebimos.
En un instante mueren y murieron
los sentimientos grises y sus hijos,
tal vez, los arrancamos sin saberlo
igual que las raices que prendimos.
Y ahora estas manos vacias sin instantes
gritan de nuevo sus ecos escondidos,
sentimientos de amor desesperados,
escudos en sus noches guarecidos.
En un instante la furía del silencio
enmudecio tus versos y los míos.
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