
buscáramos la medida
de todo aquello que somos
y todo lo que se olvida,
buscáramos el instante
en que dejamos de ser,
ese momento en que el alma
empezaba a decaer.
Y si solo en un instante
quisieramos preguntarnos
donde nos rompio el camino
la fuerza de nuestros pasos.
Donde se quedó el anhelo
y nos invadió el temor,
donde empezó la caida
y donde se escondió Dios.
Y si solo en un instante
pudieramos refugiarnos
en este millón de lágrimas
que a menudo nos tragamos.
Escapar, como se escapa
el agua entre nuestras manos,
el mar en el horizonte
y entre los sueños, los años.
Y si solo en un instante
pudieramos revivir...
para luego ser ceniza,
descansar y al fín dormir.
Y si solo en un instante
pudieramos ser al fín.
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