
voló, como una estrella en la mañana,
mundos desnudos se vistieron necios
con una indiferencia que desgarra.
Estupidos misterios aparecen
cual sombras prisioneras de su alma,
y en el silencio ausente de la noche
se duerme para siempre y se me escapa.
Quise buscarte y tu, como un cobarde
faltando a tu promesa ya no estabas,
pero estaba tu aroma recorriendo
con paso lento y frío las estancias.
Y entonces preguntaron los perdidos,
los sueños, los callados, las palabras,
¿Porqué gritas si nadie puede oirte?
¿Porqué sufres si ya no tienes alma?
Que ya no soy la niebla que se asoma
despacio por el frío en la ventana,
se me quedó un recuerdo desprendido
clavado en lo profundo en las entrañas.
Y fué al morir la muerte ese camino
que viva recorría aunque no andaba,
yo te busqué en lo oscuro de la aurora
y tu, como un cobarde, ya no estabas.
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