
va rondando un te quiero,
los ojos se te nublan y tu boca
se muere por un beso,
caminante en la noche que derrotas
de batallas sin tiempo
empuja por sacarla en las entrañas
de su profundo infierno.
¿quién me mandaba a mí, quién me mandaba
enamorarme? pienso
que todo lo vivido es un castigo
y tu, mi carcelero.
A miles de kilómetros la noche
se esconde entre el silencio,
la soledad que hiere y en el alma
habita en desconsuelo,
espinas de rocío misteriosas
tan leves en sus hierros
se clavan, te mancillan y eliminan
por no escapar a tiempo.
¿quién me mandaba a mí, quién me mandaba
enamorarme? muero
sabiendo que este amor es imposible
y tu, solo mi sueño.
No dejes que se enciendan los caminos,
no vueles, no has de hacerlo,
que si el amor te rompe ya no existe
forma de ser de nuevo.
A miles de kilómetros te busco,
a miles de kilómetros te quiero,
es tanta la distancia, vida mía,
que es eterna, sin serlo.
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