lunes, 26 de mayo de 2008

Irreverentes

Si alguna vez hemos sido algo, tal vez lo hemos sido saltándonos las normas.
Hemos sido distintos; distintos a la gente de nuestro entorno, distintos en nuestra manera de afrontar la vida; distintos en nuestra forma de acatar las normas; distintos en nuestra manera de expresar nuestras vivencias; distintos en nuestra forma de vivir y sentir.
Y tal vez por eso nos hemos salido del círculo y hemos sido incapaces de encontrar nuestro lugar o nuestro momento.
Estamos enfermos; somos enfermos.....
Pero no sé si realmente los enfermos somos nosotros o son aquellos que viven dentro del círculo maldito.
Aquellos que dejaron de soñar porque en esta sociedad no está bien visto que sueñes.
Aquellos que dejaron de sufrir porque es más facil ponerse una coraza que luchar a cuerpo descubierto.
Aquellos que olvidaron mirar, porque piensan que no merece la pena lo que pueden ver.
Aquellos que han aprendido a vivir dentro del grupo como tal vez nosotros nos sentimos incapaces de poder hacerlo.
Somos irreverentes.
Porque no adoramos al Dios dinero y nos arrodillamos diariamente ante su altar haciendo que nuestra vida gire en torno a sus enseñanzas.
Porque lloramos sin conocer los motivos en vez de tragarnos nuestras lágrimas y esgrimir ante los demàs nuestra fortaleza.
Porque nos sentimos débiles y perdidos.....
Somos irreverentes, locos, maniáticos, cuentistas.....
Porque no soñamos con alcanzar la cima y poner nuestra bandera en lo más alto, sino simplemente con quedarnos a mitad de camino y sentarnos a disfrutar del paisaje, solos, callados, escuchando nuestras propias razones.
Hemos perdido el rumbo. No corremos cuando los demás corren, al contrario, caminamos más despacio.
No nos preocupamos cuando los demás se estresan, simplemente nos echamos a dormir y esperamos.
No sabemos afrontar los problemas....nos preguntamos porque existen y que es lo que nos lleva a sufrirlos.
No tenemos nuestro lugar definido; o tal vez sabemos cual es nuestro lugar pero también sabemos que no es aquí donde se encuentra.
Somos, a fín de cuentas, como una rosa en medio de un trigal; como una paloma viviendo en un nido de águilas; como un niño sentado en un despacho intentando aprender a moverse en un mundo de adultos.
Irreverentes sin un lugar concreto y sin querer atarnos a unas normas definidas.
Alzando los brazos para atrapar una nube, un imposible, un yo que no existe pero que nosotros inventamos a diario.
Puede ser que algunas veces nos disfracemos de otros, juguemos a ser otros, a ser como los otros, pero al final, siempre acabamos volviendo a ser nosotros de nuevo y sabemos, aunque los demás no quieran verlo, que nunca seremos como ellos, porque nosotros vivimos en un mundo interior muy lejano, que no forma parte de este mundo real que los demás inventaron para todos y que nosotros nunca hemos considerado realmente nuestro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tierra llamando a Laura...

Sonrie!

Un beso.

Anónimo dijo...

Si no estás loco, es que has dejado de pensar correctamente.
Un saludo,tino.Para encontrasre conmigo os espero en tinochildintime@hotmail.com

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