Yo no suelo hablar de cosas que no sean estrictamente mías, al menos aquí, pero hoy voy ha hacer una excepción.
Una excepción debida a unos comentarios que hoy me han llegado respecto a alguién a quién yo quiero mucho, y que me han dolido de la misma forma que me duele cuando leo cosas que son injustas o al menos a mí me parecen injustas sobre ciertos colectivos.
Porque hoy quiero defender a gente que pertenece al colectivo gay.
No sé si es una casualidad o no, pero yo tengo muchos y buenos amigos que son gays, personas que se enamoran de personas de su mismo sexo, hombres felices con otros hombres, y aunque no voy a generalizar, porque no puedo hacerlo, si voy a decir que aquellos que yo conozco son gente estupenda y maravillosa con una sensibilidad especial.
No son raritos, ni amanerados, ni están enfermos o locos.
Puede que yo haya tenido suerte y haya conocido a los mejores, aunque suerte sí tengo de que algunos de ellos sean mis amigos, porque me han enseñado mucho, me han demostrado mucho y me han confirmado que a pesar de que todavía existan mentes algo retorcidas capaces de hablar de ellos sin saber y sin haberse molestado en conocerlos, tienen un espíritu de superación increible.
Y sí, yo tengo amigos gays, y me siento orgullosa de que sean mis amigos, y me molesta que vengan a contarme cosas sobre ellos que no son ciertas y más aún cuando ellos no pueden defenderse de esas acusaciones.
Repito que no voy a generalizar, porque en esto como en todo habrá gente buena y mala, agradable y desagradable, feliz e infeliz, pero los que yo conozco, aquellos con los que me relaciono son de la mejor gente del mundo.
Tengo un buen amigo (que no es gay, sino hetero y además casado y con hijos) que dice siempre que ojala en el mundo hubiera muchos como ellos, porque muchas veces son un claro ejemplo de dulzura y de saber estar; de amistad y de apoyo; y especialmente porque muchas veces son capaces de entender y escuchar más y mejor de lo que lo hacemos nosotros.
Y yo no creo que sea por su condición sexual, sino porque tal vez dan aquello que quieren recibir y en muchas ocasiones no reciben.
Por eso, hoy quiero hacer un alegato en favor de esos gays maravillosos a los que yo conozco, a los que yo quiero y que por suerte forman parte de mi vida y de mis amistades.
Y pediría a quién quiera criticarlos, menospreciarlos e incluso defender que son unos seres que no viven dentro de la normalidad, que lo hicieran (están en su derecho), pero que no vengan con sus cuentos y chismes malintencionados a buscar el apoyo de quienes hemos encontrado en algunos de ellos buenos y sinceros amigos.

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