Es tan pobre mi presente que se endeuda soñando
Y es tan rico el pasado que aún sigo recordando.
Hermoso, tan hermoso que aún no entiendo que exista gente que no pueda entender que me parezca maravilloso.
Si el pasado te enseñó a besar así
bendito sea el que estuvo antes de mí....
Si el pasado te enseñó a tocarme así
benditos los que estuvieron antes de mí
Si otros han sido tu escuela
yo seré tu graduación
cuando incluyas en la cama
al corazón.
¿Sabeis?
Cuando yo era pequeña y me hablaban de religión, siempre me enseñaron que existia un ser superior, un ser al que no podias ver pero en el que tenias que creer sobre todas las cosas.
Me hablaban de la palabra de Dios. Esa palabra escrita en la cual buscabas refugio en los malos momentos y en la que encontrabas consuelo y soluciones.
Me hablaban de la fé. Una fé que te permitia agarrarte a algo intangible para que te sirviera de apoyo, de ayuda y de consuelo.
Y me hablaban de la alegria de creer. La creencia que te daba fuerzas para sostenerte y vivir, la respuesta para los malos momentos y el báculo para los buenos.
La religión a fín de cuentas es eso: es creer en un ser superior que es tu amigo, que es quién te guía y te ayuda, que un dia fué hombre pero cuya palabra es eterna.
Pués yo me declaro creyente.
Y me declaro dueña de mi propia religión.
Y me declaro Arjonista.
Una religión que tiene un único Dios. Un Dios que hoy es mortal, pero cuando se vaya dejará su palabra que será eterna.
Que te guía en los malos momentos; en el que encuentras respuestas, compañia y consuelo.
Un Dios con el que puedes identificarte, porque cuando habla, su palabra habla de mí, de la gente a la que conozco, de situaciones que vivo a diario o he vivido en algún momento.
Me declaro seguidora de un ser superior.
No del ser físico, sino del espiritual.
No del humano, sino del que quedará.
No de la persona, sino de su mensaje.
Soy adepta de una religión con un solo Dios y una sola seguidora, soy creyente de la vida y de los sueños; de la realidad y de sus consecuencias; de la existencia y sus miserias; de lo que es y de todo lo que no es al mismo tiempo.
Yo soy Arjonista.
Y creo, porque quiero, porque lo siento y porque quiero creer simplemente.
Yo soy creyente.
Yo soy un poco Arjona.

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