Te quise tanto que el amor dolía
como duelen los dias condenados y eternos,
como duelen los labios cuando nadie los besa,
como duelen las lágrimas que no encuentran consuelo.
Y ese amor fué en un tiempo mi dicha y mi condena
la perdición eterna de un alma sin secretos,
fué un camino de espinas que aunque nunca sangraban
dejaban cicatrices más hondas que el infierno.
Te quise tanto, vida, que la vida era solo
respirar inhalando lentamente tu aliento,
contemplarme en tus ojos para buscar los míos
y no saber dar pasos si no estabas en ellos.
Pero atrás se quedaron dormidos en la noche
de mi amor y mi vida, vagando, los silencios,
y en la bruma que rota te gritaba sin voces
dormidos para siempre en mi yo tus recuerdos.
Te quise tanto que el amor dolía,
lacerando mi carne en un castigo inmenso,
la tortura de todo lo que nunca tuvimos
se quedó aletargada con el paso del tiempo.
Sentada en esta noche de silencio infinito
todavía me llena de dolor tu recuerdo,
y me pregunto a solas si mereció la pena
si merece la pena este horrible silencio.
Fué ese amor doloroso como nunca lo ha sido
de tanto que llenaba en mí todo momento,
pero hubiera querido vivir siempre en tus manos
que vivir como vivo, sin tí, pero sufriendo.
Te quise tanto que el amor dolía
y hoy no puedo vivir sin aquel sufrimiento.
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