He dejado de ser,
y esta locura
de vivir encerrada
en mi momento,
a cruzado el dolor
de la abertura
para hacerse una sola
con el tiempo.
Con las horas pasadas,
con el aire,
que acaricia la muerte
de mis versos,
en ese juego estupido
que llevan
guardado en su regazo
los recuerdos.
He podido flotar
entre mis hojas,
las hojas del otoño
de mi invierno,
y dormir sin querer
mientras el alma
vigila los mensajes
de los sueños.
He dejado de ser
por un instante,
más luego
igual que Lázaro
yo he vuelto,
para emprender
de nuevo este viaje,
sin saber hasta cuando
abré de hacerlo.
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