Testigo del silencio que en las horas
cubre de niebla ese dolor pardo,
quiero saberte sin saber si existes,
quiero sentirte sin haberte amado.
Poder imaginarte cada noche
más allá de lo bueno y de lo malo,
dibujarte con trazos silenciosos
entre el denso silencio de mi cuarto.
Y llenarme de tí como un fantasma,
hombre invisible fruto del pasado,
hijo secreto de lo que no ha sido,
amante tierno de lo que he inventado.
Testigo de mis ansias más prohibidas
formas ya parte de lo que no es,
puedo pensarte, sin saber tu nombre,
puedo quererte sin saber querer.
E imaginarte siendo el que en mi sueño
besa en la noche con calor mis manos,
puedo marcharme volando a tu encuentro
y volver siempre sin haberte hayado.
Testigo de mis noches y mis dias
puedo ser libre y sentir tu tacto,
exclava de promesas nunca dichas
y futuros susurros no escuchados.
Y saberte en mi vida sin que seas,
pero llenando todo con tu espacio,
puedo tenerte aquí sin que te encuentres
y vivir sin vivir siempre a tu lado.
Testigo de mis fuegos y mis ansias,
ser invisible que sin ser es tanto,
puedo soñarte y modelar mis sueños
para hacerte existir sin encontrarnos,
amarte siempre sin que existas nunca
y cerrando los ojos, inventarnos.
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