Sujetaré tu pelo entre mis manos,
tu rostro junto al mio,
te besaré los ojos tantas veces
que no puedas llorar,
y bajaré mi mano por tu cuerpo
buscando el infinito,
acariciando siempre lo prohibido
hasta hacerte gritar.
Yo posaré mis manos silenciosas
en el cofre de vida,
empujaré mi esencia por tu esencia
en un solo valor,
y te daré la vida de mi vida,
el eco de mis ecos,
mientras te busco loco de deseo
robandote tu olor.
Será por fín la hora y el momento
de ser tu piel de nuevo,
de ser tu mariposa que volando
empieza a tiritar,
y cuando te deshagas en mí carne
lo mismo que en un sueño,
estallará de pronto y para siempre
tu libertad de amar.


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