Pensamientos

Bajó a buscarle un día silencioso
hasta la vieja plaza
!sube! que el padre espera ya impaciente
al calor de la casa
de la vieja cocina y sus aromas
a leña y a la hogaza
de pan recién cortado y aún caliente
y de existencia amarga.

Allá le esperan todos a la mesa
mientras entre ellos hablan
del trabajo en las viñas y el cansancio
de una dura mañana
y el padre le contempla silencioso
con sus manos ajadas
apoyadas sobre la vieja mesa
de madera gastada.

!Sube! que ya el hogar está vacio
y el vino se le amarga
a aquel que espera siempre tu regreso
sin perder la esperanza
!sube! que ya el silencio se hizo dueño
de las horas que pasan
y queda un hueco frio en esta mesa
donde antes te sentabas.

Sus pasos se dirigen lentamente
entre romero y cañas
a aquel que fué su hogar cuando de niño
un hogar le quedaba
y buscan hoy sus ojos unos ojos
duros igual que el ambar
que esconden en el fondo un mar profundo
de sal, de amor y lágrimas.

Vuelve el hijo de nuevo junto al padre
después de que marchara
ya no es niño que se convirtió en hombre
buscandose un mañana
y el padre ya no es fuerte, ni es altivo,
solo le quedan canas
de amargura por tantas noches solas
soñando que tal vez hoy regresara.

Se sienta junto al padre aquel muchacho
que en hombre retornara
no quiero ni mirar sus mil arrugas
más sueña con mirarlas
y el viejo le sonrie silencioso
y en silencio le habla
para decirle que desde hace tiempo
sin tocarlo lo abraza
y que hoy empieza allí una nueva vida
que el pasado, no alcanza.