jueves, 17 de abril de 2008

Iberos

Ayer antes de ir a buscar al colegio a mis hijas me fuí a ver una exposición.
Hace mucho tiempo que no iba a una, pero es algo que me encanta y mi amiga Y. accedió a venir conmigo, así que quedé en que venía a buscarme y nos acercamos a verla.
He de reconocer que me encantó.
Durante casí dos horas nos perdimos entre todos los restos arqueológicos (bueno, y muchas simples copias de restos, que no todo era auténtico), las maquetas y las explicaciones que conforman la exposición sobre los íberos.
Aunque a mí, cuando voy a ver una exposición de este tipo, no me gusta quedarme solo en mirar.
Supongo que eso es lo normal. Mirar lo que está espuesto, leer las explicaciones y seguir caminando hacia el siguiente stand para terminar la vuelta completa a la exposición como toreros que han hecho una buena faena y dan la vuelta al ruedo, saliendo orgullosos despues de haber visto todo, y convencidos de que en un momento nuestros conocimientos sobre el tema del que trata han aumentado tremendamente en cuestión de apenas un rato.
A mí lo que realmente me gusta es imaginar.
Me gusta imaginar como serían las personas que vivieron entonces.
Como serían sus vidas. Sus conversaciones delante de un horno mientras fabricaban sus ánforas de barro, o delante de un molino mientras molian el grano.
Me gusta imaginar a las mujeres tejiendo. Imaginarme como vestirian, como olerían, que es lo que pensarian.
Me gusta imaginar como serían las manos del hombre que hizo una jarra para guardar las cenizas de sus difuntos o de los que labraron sobre la dura roca la imagen de sus dioses o sacerdotisas para cumplir con su deber hacia su religión.
Me los imagino enterrando a un niño recién nacido bajo el suelo de sus casas o haciendo un rito de purificación para conseguir una buena cosecha.
Y me pregunto como serían. Que pensarían. Como se moverían o que es lo que verian, en unas tierras seguramente muy distintas a las que nosotros vemos.
Algunas veces (y que nadie piense que es una tonteria) cuando camino por algunas calles de Ávila me da por pensar que el lugar que yo piso lo pisaron hace siglos otros pies, otras personas y me pregunto como serían y como sería su vida.
Supongo que la historia y el arte pueden atraernos hasta puntos insospechados, pero no solamente por su hermosura....sino por su misterio.
Y estoy segura que si pudieramos a todos nos gustaría mirar por un agujero y contemplar las vidas de esos otros, sus sueños, sus problemas, sus alegrias, sus formas de trabajar, de rezar, de amarse o de pelearse.
Yo puedo ver a una niña vestida con una túnica o a una anciana encendiendo el fuego de un hogar simplemente a través de lo que nos dejaron.
Exactamente no puedo verlo, pero me gusta recrearlo en mi cabeza e imaginar...imaginar por un momento que me he mimetizado con ellos y que estoy a su lado mientras aran los campos o charlan tranquilos, sentados a la puerta de casa, con una jarra de vino y un trozo de pan, dejando pasar los siglos.
Me pregunto que pensarian si pudieran ver ellos hoy que aquellos utensilios que crearon, que a aquellas figuras que dejaron, que aquellos adornos de piedra que colocaron sobre sus ropas, hoy continuan vivos y son contemplados por unos seres, para ellos tan extraños, como nosotros.

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