Y un dia el hombre pintó todas las flores de amarillo,los árboles de rojo y las nubes de un intenso color violeta.
Lleno los mares de peces dorados y sirenas azules que cantaban en silencio a las nubes.
Y a estas les fué dando forma; unas eran hermosos caballos de verdes crines que galopaban surcando los cielos con su imagen imponente, otras pequeñas palomas de alas anaranjadas que reflejaban los rayos del sol, algunas parecian rostros...rostros de niños y rostros de hombres, risueños y cargados de esperanzas que miraban hacia abajo desde la plenitud de saberse en las alturas.
Entonces el hombre vistió de fuego a los bosques coronándolos de luces que traspasaban con su brillo lo profundo de las montañas.
Y a las montañas las fué modelando de forma caprichosa como si fueran corazones,castillos de cuentos o misteriosas casitas de chocolate.
Y el hombre decidió ponerle sonido,regalarle un sonido a cada cosa.
Y extendió esos sonidos por el mundo a través del viento,regando de ellos la tierra como en una inmensa cosecha de destellos y de música.
Y las viñas daban el vino más dulce que nadie jamás hubiera probado; y los árboles frutales regalaban la fruta más fresca que nadie hubiera podido imaginar, y la tierra fué pariendo poco a poco las mejores verduras, los mejores cereales, los tubérculos más grandes y el agua más límpia que nunca se hubiera regalado a nadie.
Entonces el hombre contempló su obra; sus campos, sus animales, su cielo....
Y decidió hacerle un regalo también a la noche.
La llenó de tantas estrellas que parecía de pronto que la noche misma fuera una novia reluciente dirigiéndose silenciosa a su encuentro con el firmamento.
Le regaló cometas y la pintó de sueños, de los sueños dormidos de muchos, muchos seres, que habían soñado antes que él.
Y el hombre se sintió feliz....
Y feliz se tumbó sobre la hierba húmeda cargada de rocio y cerró por un instante los ojos.
Y al cerrar los ojos contempló todo lo que había hecho.
Y en ese momento una gran paz lo albergó como un vientre calido y suave capaz de protegerlo de cualquier cosa ajena a sí mismo.
Y el hombre sonrió, sonrió y dijo: hoy lo he hecho, hoy he hecho realidad mis sueños.
Y se quedó dormido, como un niño, con su rostro vuelto hacia ese mundo que había creado y el corazón cargado de ilusiones,esperanzas y deseos.
Porque el mundo, su mundo, al fín, había empezado a ser como él siempre había soñado.
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