miércoles, 26 de diciembre de 2007

los motivos de otros

Hoy ha ocurrido algo que no quería dejar de contar.
Ha sido en el trabajo.
Estaba hablando con una clienta que suele ir bastante a menudo y me ha preguntado como me encontraba.
La verdad es que como no había mucha gente nos hemos quedado hablando y de pronto me ha preguntado como lo hacía.
Al principio no tenía muy claro a que se refería, pero luego me ha dicho: a venir todos los dias a trabajar, a cuidar de las niñas y a estar de buén humor siempre a pesar de todo.
Lo único que podía decirle es que muchas veces no es fácil, pero que al mismo tiempo el echo de tener cosas que hacer, obligaciones que cumplir, es lo que más ayuda porque te impide pensar y hace que te evadas un poco.
Entonces me ha contado su historia; una historia que yo no conocía pero que es realmente dura y me ha dicho que ella muchas veces ya no sabe como hacerlo.
Según la escuchaba me daba cuenta de que por muchas cosas que me hayan ocurrido a mí hay historias mucho peores y que por desgracia desconocemos.
Gente como ella, a la que vemos a menudo, con la que hablamos a menudo y de la que no sabemos nada, y mucho menos sospechamos que puedan tener historias así detrás.
Y lo gracioso es que hoy por un rato he invertido los papeles.
Me he dado cuenta de que tal vez ella necesitaba que la escucharan más que yo.
Y he tenido que ponerme del otro lado por un rato.
Lo he hecho encantada, y hasta me he olvidado de mis problemas para volcarme en ella porque me necesitaba, o más bién necesitaba que la escuchara aunque seguramente yo no sea la persona más indicada para poder ayudarla.
Cuando se iba me ha dicho que a lo mejor podiamos quedar un dia fuera del trabajo, para hablar, para tomar un café y para escucharnos las dos.
Es gracioso, es igual que si un enfermo le pidiera a otro que le curara; que si un preso le dijera a otro que le ayudará a salir de prisión.
Pero luego he pensado que quizas fuera una solución....tal vez el escuchar a alguién que necesita de tí en un momento sea una forma de terapia para aprender a calibrar hasta que punto nuestros problemas son realmente importantes.
O simplemente el saber que puedes ayudar a alguién sirva para empezar a despertar y a dejar de lado un poco los propios problemas.
Supongo que volveremos ha hablar, puesto que va bastante por mi trabajo, y que ahora que ya hemos destapado un poco nuestros mutuos miedos será más fácil que hablemos a menudo.
No sé si podré ayudarla, porque de momento tengo que solucionar o terminar de solucionar mis propios problemas, pero a lo mejor juntas podemos conseguir algo.
De todas formas hoy he recibido una lección. Puede que yo vea muchas veces imposible salir de mi agujero y seguir hacia adelante, pero escuchando a gente como ella, creo que es egoista por mi parte no intentarlo, puesto que si yo veo las cosas tremendamente negras algunas veces, tal vez ni siquiera tenga derecho a quejarme sabiendo como ahora sé que existen personas como Nora que tal vez están pasando por una situación peor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Laura,

Todos somos personajes de este mundo, todos vivimos nuestra vida a nuestra manera o como simplemente podemos. A veces no hay mucha posibilidad de maniobrar y simplemente sobrevivimos. Y como dice la sabiduría popular: La vida dá muchas vueltas.

Es bonito tener a alguien con quien compartir, que te escuche, que te sonría o que simplemente te tome una mano. A veces damos, a veces recibimos. Y quizás que esa señora se haya puesto en tu camino tiene un valor determinado, el valor de relativizar, el valor de estar al otro lado, el valor de abrirnos los ojos. Creo que todo tiene un sentido y una finalidad en esta vida, no siempre es agradable pero puede que sea necesario. Seguro que esta señora se quito un peso de encima compartiendo, que está agradecida de ese calor humano que tú le prestaste.

A mi me gusta escucharte, me gusta hablar contigo, por una simple casualidad. Quién sabe quizás no fue tanta.

Y voy mejorando, gracias.

Laura dijo...

¿Sabes Ale?
Yo no sé porque después de mucho tiempo de verla,de hablar con ella, ayer se decidió a contarme su historia,pero si puedo ayudarla en algo me alegro de que sepa que estoy ahí.
Sin embargo tal vez ella necesite a alguién que la escuche de una forma más imparcial, o que tenga las cosas más claras para poder ayudarla.
Yo en mí caso he tenido gente dispuesta a escucharme y entre ellas te incluyo a tí.
Puede que fuera o no casualidad, pero tu llegastes cuando a mí me hacía mucha falta que alguién me dijera simplemente que podía,que debía luchar y desde que estás ahí he encontrado otro aliciente para seguir cada día, aunque sea solo el de hablar contigo a través de estos comentarios.
Por eso si alguién tiene que dar las gracias sería yo a tí, porque como te dije una vez fuistes y eres como un angel que alguién me envió para hacerme un poco de compañía, y seguramente lo que tu has hecho no podré pagartelo nunca.

Un besazo

Anónimo dijo...

No tienes nada que pagarme. Invita la casa, bueno puestos a pedir me conformo con una sonrisa, eso sí DIARIA.

Laura dijo...

La sonrisa la tienes,seguro.
Al menos el intento.
Y el deseo de que todo te vaya fenomenal siempre porque lo mereces.

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