lunes, 31 de diciembre de 2007

Cantos de Sirena

Esos fueron los que escucharon Ulises y sus compañeros en su viaje de regreso a Itaca.
Cantos de sirena que los embaucaban prometiendoles sueños maravillosos mientras les llevaban hacía una escondida trampa.
Pero Ulises, amarrado a un mastil, fué capaz de vencer y sobreponerse a esos cantos sin caer en la trampa que le tendian.
Todos escuchamos alguna vez esos cantos de sirena; esos susurros que nos prometen sueños y nos arrastran hacia un destino desconocido muchas veces distinto a aquello prometido.
Pero como Ulises, si nos amarramos a un mastil y somos capaces de encontrar las fuerzas suficientes, podemos vencer al menos hasta ser devorados por cualquier tormenta.
Hoy es nochevieja. Acaba un año y comienza otro. No sabemos si mejor o peor, pero al menos viene con promesas que tal vez no se cumplan pero que en nuestras cabezas llegan cargadas de nuevas ilusiones.
Y yo hoy he prometido atarme bien a un mastil de realidad.
Este fín de semana estuve mala; creo que fué un aviso enviado desde algún lugar desconocido para indicarme que debo amarrarme bien si no quiero caer por la borda o naufragar en mi intento de retornar a mi imaginaria Itaca.
Porque mi Itaca imaginaria existe.
En algún lugar que no conozco; en algún sitio donde aún no he llegado; pero existe.
Y quiero encontrarla.
Así que hoy me he propuesto poner buena cara, tener una sonrisa y pensar en positivo...
Hoy me he propuesto empezar el año con un sueño azul.
No sé si detrás de hoy vendrá un mañana de luz o de tormenta; si encontraré mi Itaca o seguiré navegando durante años como Ulises, o si seré salvada por alguna maga Circe que me condenará a permanecer en su isla o tal vez será otra isla como la de Calipso aquella donde deba permanecer hasta encontrar el momento de volver a casa.
Pero hoy he decidido no pensar en mañana; no pensar en lo que ocurrirá mañana.
Y empezar el nuevo año como el niño que empieza a ver la luz por primera vez; como el pájaro que descubre por primera vez su nido; como el copo de nieve que besa por primera vez la tierra.
Y como Ulises, he decidido amarrarme a un mastil y no dejar que los cantos de sirena de mi cabeza tengan más fuerza que mi voluntad.
Ese es mi proposito para el nuevo año.
Intentar empezar de cero; intentar dejar atrás mis islas vacias y encontrar unas islas verdes y frondosas llenas de vida y de nuevos sueños.
Y si veo llegar la tormenta intentar hacer virar mi nave en dirección contraria para seguir un rumbo distinto.
Tal vez el aviso de este fin de semana fuera un mensaje.
Tal vez fuera simplemente un motivo para pensar en lo que tengo y no en lo que me falta.
Tal vez y solo tal vez ha llegado el momento de regresar a Itaca y dejar de recorrer este mundo de Cíclopes y hechiceros en el que llevo navegando tantos años.

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