Abrazada al silencio
entre las sombras,
busco lo que no existe,
rezo para que sepas
y me ciego
en mi batalla triste.
Abrazada al silencio
aquí, en mi cuarto,
lloro porque te fuistes,
y lloro porque estés,
porque me quieras,
porque nunca exististes.
¿Qué Dios es este justo
que te trajo
de repente a mi vida
para hacerme saber
que era imposible
contigo, compartirla?
¿Y que Dios el que sabe
que quererte
es algo inevitable,
pero te traé a mí
poniendo en medio
mil trabas para amarte?
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Me enseña de la vida
tal vez, lo más hermoso,
tus manos, tu sonrisa,tu mirada,
y en especial tu rostro.
Y me dice en susurros de mañana:
"aunque sé que lo anhelas,
podrás mirarle siempre, pero nunca
lograrás que te quiera".
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Abrazada al silencio
en esta noche,
mil lágrimas te embisten,
tal vez estés pagando
de otra vida
errores que tuvistes.
Tal vez este castigo
solo sea
el fruto del pasado,
más si hice mal o bien
amado mio,
contigo, lo he pagado....
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