Fué tan solo un instante,
una mirada,
ese segundo leve
del encuentro,
fué tan solo un instante
y en mi vida
te quedastes grabado
como el fuego.
Todo lo que hubo antes
ya no era,
todo lo que yo he sido
se acabó,
no quedaba ni ahora
ni pasado,
solo ese instante dulce
entre los dos.
Fué como si azotara
mi existencia
una tormenta errante
en el camino,
y supe que tus ojos
y tus labios
eran desde ese instante
mi destino.
Puede que te haga gracia
que esta idiota
viva en este suspiro
intermitente,
o que ya ni te acuerdes
pues tu pecho
lata por otro amor
sinceramente.
Pero no tengas duda
que a nacido
un amor tan profundo
y tan sincero
que por mucho que quieras
no habrá nada
que pueda hacer que deje
de quererlo.
De quererte mi amor,
de estar contigo,
aunque no este contigo
aunque este lejos,
porque si algo nació
fué algo tan puro
que se ha dormido al fín
bajo mi pecho.
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