En ese azul de calma en la tormenta,
de paz en la batalla,
en ese instante límpio de sonrisas,
estais tu y la palabra.
En el momento mismo que amanece
al estallar el alba,
en ese silencioso advenimiento
estais tu y la palabra.
Y allá donde llorando va el rocío,
donde el cielo se agranda,
allá donde la música es un himno
tu corazón me llama.
En ese misterioso regocijo
de ser y no ser nada,
allá donde las nubes son de hielo
estais tu y la palabra.
Tan lejos y tan cerca al mismo tiempo,
amarrados al alma,
sereis por siempre en mí tan solo uno
tu, la voz, la palabra.
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