Tu en mí eternamente y la tristeza
dibujada de olivo,
vestida de palmeras y de frutos
y arrullada cual niño,
empujando la dicha en su carreta
por el viejo camino,
tu en mí eternamente y la tristeza
condenada al olvido.
Tu y yo juntos pintando ruiseñores
en el cielo más limpio,
nuestras manos unidas para siempre
en un beso furtivo,
y la dicha vestida de etiqueta
en su baile prohibido,
tu y yo juntos pintando ruiseñores
y atrapando su trino.
Tu en mis manos latiendo como alma
en un paisaje idílico,
con rincones ocultos de las sombras
donde vive el rocío,
paseando las aguas de un arroyo
entre rosas y lirios,
tu en mis manos latiendo como alma
en mi último latido.
Para siempre, por siempre, eternamente,
dos amantes furtivos
que se sacian de aromas y de roces
en sus cinco sentidos,
en la noche que sueña con estrellas
y del amor sonidos,
tu eternamente en mí pintando ruiseñores
mientras de amor
morimos.
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